The Atonement of Fire, de David Annandale (Reseña)

Os traigo ahora otra reseña de un relato corto de la Herejía de Horus, de la sub-serie The Primarchs. En esta ocasión tenemos The Atonement of Fire, de David Annandale. Salió durante el Calendario de Adviento de Black Library del año pasado, el día 16 del mismo. Solo esta en formato digital (Epub y Mobi) y en inglés. El archivo en total, con el lector digital que tengo para el móvil, ocupa 81 páginas, de las cuales unas 50 son el relato en si.
Salvo en el clásico pack con todos los relatos del Calendario de Adviento o similares, no ha sido incluido hasta la fecha en ninguna antología como tal.
La portada del relato no es realmente original y como suele ocurrir, es un reciclaje de una obra usada anteriormente. En este caso, de la portada de Roboute Guilliman: Lord of Ultramar, también de David Annandale y de la misma sub-serie.

La historia está ubicada en plena Herejía de Horus, tras los hechos narrados en la novela número 46 de la saga, Ruinstorm, que es del mismo autor. Esto es algo no especialmente habitual en esta sub-serie, que generalmente suele tratar hechos anteriores a la Herejía de Horus y que no suelen estar conectados con obras anteriores.
Tras descubrir que Terra resiste, que el Emperador está aún vivo y que la idea de crear un "Imperio Secundus" con Sanguinius como Emperador es prácticamente traición, sin importar las intenciones, el Primarca de los Ángeles Sangrientos se dirige a Terra con todas sus fuerzas mientras que el ideólogo del Imperio Secundus, el Primarca Guilliman de los Ultramarines usa sus fuerzas para limpiar de obstáculos el camino de Sanguinius. Pero en realidad, Guilliman lo que quiere es enmendar sus culpas: Se considera a si mismo tan traidor como Horus y los suyos por lo que hizo y quiere limpiar sus fallos con sangre de los verdaderos traidores, sea como sea Una poderosa fuerza de los Devoradores de Mundos es descubierta cerca del planeta Diavanos, un mundo que Guilliman considera una encarnación perfecta del ideal de la Gran Cruzada, por lo que la ocasión es perfecta para Guilliman: Evitará la emboscada a Sanguinius y sus fuerzas y hará arder a los traidores con un asalto sorpresa. Todo de un solo golpe.
Lo que Guilliman no espera del todo es que, pese a ser unos salvajes y enloquecidos carniceros, los Devoradores de Mundos son también capaces de hacer maniobras astutas, al tiempo que despiadadas. Se prepara una salvaje batalla espacial.

El autor

David Annandale nos presenta una historia muy peculiar, donde vemos en toda su terrible magnificencia algo que se ve mas o menos hacia el final de Know no Fear (La batalla de Calth en español), la novela número 19 de la saga de la Herejía de Horus, escrita por Dan Abnett. El la imagen de Guilliman furioso, o mas bien mas pasional. Sigue siendo un soberbio tactico, una mente analitica que llega al punto de hacer cosas que otros tomarían por magia como predecir el punto exacto donde atacar con su flota a la de los enemigos y causarles un daño irreparable nada mas salir de la Disformidad. Pero su odio contra los traidores y en cierta forma, hacia si mismo por crear el Imperio Secundus y hacer a Sanguinius emperador de el, ruge en su interior. Y considera que la única forma de enmendar sus fallos es acabando con todo los traidores que se pongan a tiro, para ayudar a su hermano a llegar a Terra.
Y de paso, nos enseña que Guilliman, pese a todo, puede cometer fallos, ya que el Primarca de los Ultramarines obvia que pese a todo su salvajismo enloquecido, los Devoradores de Mundos no son imbéciles, y saben quien se les viene encima, por lo que se adaptan y actúan en consecuencia, sacrificando lo que sea y a quien sea para conseguir su verdadero objetivo, el que realmente buscan. Y ese es el "fallo" de Guilliman: Obviar que se enfrenta a Astartes, que se puede adaptar y que pueden hacer planes mucho mas complejos que lanzarse como locos a matar enemigos en cuerpo a cuerpo.

La historia va en dos partes. Una pausada, analitica, muy al estilo de los Ultramarines y de su Primarca. Antecedentes, hecho, análisis, relación causa-efecto y finalmente abordar el problema y ver los resultados finales. Muy Ultramarine, si,pero al mismo tiempo se empieza a ver que debajo de esa mente analitica bullen las ganas de acción, la parte pasional y feroz, enterrada bajo la fría analitica amplicada.
La segunda parte es acción desatada, pero acción bien planificada y muy bien desarrollada por el autor para mostrar las dos caras del conflicto y como el verdadero combate se desarrolla. La mente fría y analitica que se ve cubierta por una capa de furia justiciera y necesidad de redención por un lado, y por otro lado el salvajismo desbocado y sanguinario que encierra un núcleo de astucia y táctica, sazonado con una capacidad de auto-sacrificio para tratar de conseguir un objetivo mayor, muy propia de los Astartes.
El relato está muy bien estructurado,se lee con comodidad, rápidamente y va ganando revoluciones y nuevas revelaciones a medida que vas pasando las páginas y los párrafos, para llegara un final...no tan feliz como se podría pensar, porque digamos que, aunque hay un bando claramente ganador, el otro se lleva un cierto premio de compensación que refuerza las creencias del otro bando. Digámoslo así.

Es un relato muy bueno, y aunque no es 100% necesario para entender el texto leer antes Ruinstorm, es aconsejable si no controlas las líneas generales del trasfondo de la Herejía de Horus. Al contrario de otros relatos cortos de BL para esta saga (Por ejemplo), no te deja con ganas de mas ni con la necesidad imperiosa de darle mas lineas para dejarlo redondo. Unas pocas líneas mas no le habrían hecho daño, de eso estoy seguro, pero ni mucho menos son necesarias. Es mas que nada, vicio, para mi gusto.

En pocas palabras y para acabar, The Atonement of Fire, de David Annandale es una historia excelente de principio a fin y muy recomendable. Más que nada porque nos muestra dos caras opuestas de una idea generalmente preconcebida del carácter de dos legiones, tanto en el caso de los Ultramarines (Y sobre todo, de Guilliman) como en el caso de los Devoradores de Mundos. Es refrescante y muy inspirador, sin duda.