Por ello,como "entrada invitada"(Es un poco rara,pues no se ajusta 100% a los parámetros que me he marcado para esas entradas,pero tampoco es algo que me importe especialmente),Kit nos ofrece estas reflexiones sobre su obra y su entorno.
"Tolkien vuelve a estar de moda. Gracias a la película del Hobbit, claro. Así que durante los próximos tres años, hasta que acabe la película al completo, lloverán libros, teorías, interpretaciones, y demás estudios. Todos y cada uno de ellos desde las más diversas perspectivas y puntos de vista.
Así que, antes de que empiece la avalancha, dejad que comience aclarando un par de puntos. Bastante esclarecedores:
Dice Tolkien en su carta número 352, dirigida a la editora de la traducción islandesa de su obra: “Me alegra mucho saber que se está trabajando en una traducción islandesa de El Hobbit. Durante mucho tiempo he albergado la esperanza de que alguno de mis trabajos se tradujera al islandés, una lengua que, en mi opinión, encaja con ella mucho mejor que cualquier otra”
Esto fue escrito el 5 de junio de 1973, cercana ya la fecha de su muerte. Pero, ¿por qué consideraba el profesor que el islandés era la lengua en la que mejor funcionaría su obra? La respuesta hay que buscarla en la otra obra de su vida, su trabajo académico, aquel al que dedicó su vida profesional.
El paso del Helcaraxe,donde los elfos Noldor retornan a la Tierra Media desde Valinor,tal como se describe en El Silmarillon. |
No es algo que esté tan fuera de contexto: los daneses ocuparon una gran parte del norte de lo que ahora es Inglaterra durante un par de siglos, y el contacto permanente entre ambos pueblos dio como resultado no solo que la lengua inglesa del momento se viera fuertemente influida por el antiguo nórdico, hasta el punto de que existen teorías lingüísticas que hablan de que el antiguo inglés que fue relegado a un segundo plano por los Normandos era en realidad una hibridación entre el anglosajón y el nórdico. Visto de este modo, es bastante habitual que los que se inician en la lengua e historia de Inglaterra, acaben por dar el salto hacia el norte, y Tolkien, como lo fuera más tarde Borges, fue uno de ellos.
Así, no es de extrañar que las obras del profesor estén salpicadas por una influencia nórdica: el viaje hacia el Oeste, por poner un ejemplo tonto, es un tópico presente en muchas sagas islandesas, en las que los jarls de turno navegaban huyendo de Harald Fine Hair hacia el Oeste, donde la libertad les estaba garantizada. O los mismos elfos majestuosos de nuestra talla, que todos creían originales de Tolkien… ¿no son acaso la forma literaria más pulida de los huldufólk, con las mismas características físicas y habilidades mágicas?
Pero sin entrar en detalles y análisis especializados, baste ver una de las obras “más recientes” de Tolkien: el poema de Sigrud y Gudrún, que no fue si no una revisión del profesor de los poemas presentes en la Edda Poética, que conforman el corpus que luego encontramos en la Volsungasaga, que también inspiraría la alemana Nibelungenlied. La intención era no solo dar una visión propia, también completar los huecos que el paso del tiempo dejó en los diferentes manuscritos. Es evidente la conexión que el profesor tenía con esta clase de textos y estudios.
El cambio de hogar de los elfos, según los islandeses. |
Tan es así que diré que, de igual modo que los estudios anglosajones han conducido a muchos a los estudios nórdicos, generaciones posteriores han tenido un paso previo: Tolkien-anglosajón-nórdico. Yo misma me cuento entre ellos.
Porque quien descubre la obra del profesor con mirada inocente y capta lo que las palabras esconden, no encontrará ese mismo sentimiento en nada más que en las obras que produjeron ese sentimiento en el autor, y ni siquiera las grandes elegías sajonas te llenan igual. Ya decía Tolkien que, mientras que para disfrutar de las obras en inglés antiguo tenías que dominar la lengua y hasta entonces no son si no un acertijo, hay algo en la lengua nórdica que hace que sientas su fuerza incluso antes de poder comprenderlas. Y los versos y las sagas, leídas en voz alta, tienen una magia que solo hayamos hoy en la Tierra Media.
Así que dejad que termine con una última reflexión, porque esto no ha pretendido en ningún momento ser una apología de lo nórdico o una interpretación de las influencias en la obra del profesor. Esto pretende ser, desde el principio mismo, una recomendación:
Cuando leáis y hayáis releído mil veces El Hobbit, y el Señor de los Anillos, y el Silmarillion, y los cuentos, y poemas y toda la obra entera de Tolkien de arriba abajo y os quedéis con ganas de más, no busquéis en otras sagas de fantasía, que por muy buenas que sean, no tienen el mismo sabor. Permitíos el lujo de conocer a Egill y a Njál, y a Harald y Hákon, y a Melkorka y Unn, a Volund el herrero y su doncella cisne, a Hervör y Grettir, a Kormak el skalda y su final oscuro, a los reyes en forma de oso, a los elfos y su elenco de criaturas mágicas, a los trollar y los draugar y a todo un mundo por explorar que no es si no el Midgard, tan distante de nosotros en tiempo y en costumbres, que se antoja perfecto para ambientar un cuento de hadas.
¿Y no era ese acaso el Sueño de Tolkien?"
Dile a Kit de mi parte que ha pasado demasiado tiempo en Islandia...Como siga así, en vez de en avión, vais a volver en un drakkar.
ResponderEliminarBuena entrada!!
Me ha gustado mucho el artículo, quiero más así :)
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