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sábado, 9 de septiembre de 2017

Armas de asta no letales en el Japón de la época Edo (II: Edo y los Tokugawa)


Bajo la égida de los Tokugawa

El 21 de Octubre del año 1600 de nuestra era (Eso hace, en cómputos japoneses tradicionales, que sea el día 15 del mes noveno del quinto año de la era Keicho), Tokugawa Ieyasu (1542-1616) derroto de forma contundente a sus enemigos en la batalla de Sekigahara. Casi 3 años mas tarde, el 24 de Marzo de 1603, fue nombrado “Shogun” (Comandante supremo y en la practica quien acaba gobernando. Solo  responde, en teoría, ante el emperador) por el emperador (“Tennō”) Goyozei Tennō (1571-1617), iniciando una periodo de tiempo en la historia del país nipón que se conoce en occidente como la “Era Edo” por ser Edo (La actual Tokio) el epicentro de su poder.
Se iniciaba así una época de estabilidad, auto-aislamiento, auto-suficiencia y alto desarrollo económico y cultural, aunque ni mucho menos de paz absoluta. Aun hubo muchas luchas y batallas, como el asedio de Osaka de 1614-1615 (Con el fin de Toyotomi Hideyori), la derrota de los Daimyo cristianos y sus seguidores en la batalla de Shimabara en 1637 y la erradicación de sus últimos focos de resistencia en 1644. Eso muestra que los mas de 250 años que duro esta era (Hasta el año 1863, con la llamada “Restauración Meiji”) no estuvieron libres de guerras y muertes en su totalidad.
Claro, que si lo comparamos con los periodos anteriores donde las guerras y calamidades fueron algo casi continuado a todas las escalas, si fue mucho mas pacifico, porque hacia 1660 los grandes conflictos prácticamente desaparecieron y el país unificado, en lineas generales, floreció.

Los retos a los que enfrentaba Japón de la época Edo fueron otros. Y no eran baladíes. Por ejemplo, la propia Edo tenia un grave problema de delincuencia endémico (Sobre todo delincuencia organizada). Los gobernadores y señores feudales (Los “Daimyo”) podían tramar algo contra el Shogun o contra el emperador y los extranjeros podían infiltrarse en el país para atacarlo y/o contaminarlo con sus religiones y sus ideas, o los nacionales podían marcharse (Un edicto de 1636 les prohibía marcharse o si estaban fuera, volver), acabando con los contactos que se hicieron con las embajadas Tenshō (天正使節) de 1582 y Keichō (慶長使節) de 1613, que fue la famosa embajada del samurái Hasekura Tsunenaga . Por si fuera poco, los clanes se enzarzaban en sangrientos duelos y vendettas por afrentas a su honor reales o imaginadas que podían acabar en batallas campales que devastaban pueblos, campos y propiedades, con grandes perdidas de vidas entre los no combatientes. A eso hay que añadir bandidos o desertores en los campos y caminos, posibles abusos de poder y corrupción por parte de funcionarios, tropas desmovilizadas ociosas, descontentos violentos, posibles sediciosos,...En pocas palabras, lo habitual  en un país que trata, ademas, de recuperarse de largos años de sangrientas luchas y anarquía.

Para ello, los Tokugawa y sus leales crearon un estado feudal pero centralizado, con una re-modelada burocracia altamente jerarquizada y eficiente, dotando al país de nuevas leyes y un nuevo código penal. La estructura social se volvió mucho mas estricta y se controlo en todo lo posible a la sociedad (Moral, religión,...) mediante un estado policial, para que todo funcionara en armonía y se sacara el máximo partido a los recursos disponibles sin despilfarro innecesarios.
Para hacer aplicar la ley, se creo un cuerpo policial extenso a partir de las fuerzas de los Samurái y sus “Ashigaru” (Infantería no Samurái) que participaron en las guerras. De esa forma se mataba dos pájaros de un tiro: Se tenia entretenidos a los Samurái (Redirigiendo sus energías en algo de provecho para todos y no solo sus intereses) y se hacia cumplir las leyes de forma eficiente. Pero ademas de eso, se integro en la policía a otros grupos, como los Ninja, las clases populares que servían a los Samurái o simples ciudadanos sin relación con los Samurái (“Hyakusho”) y hasta lo que hoy llamaríamos “ex-delincuentes re-insertados socialmente”, cada uno con sus funciones, junto con los Samurái: mandos y oficiales, espías, policía secreta, fuerzas de orden publico, agentes de campo, delatores o infiltrados entre los “Yakuza” (El siempre presente sub-mundo criminal),...


La creación de un nuevo cuerpo tan complejo y amplio, que cubriese todo el territorio de Japón (Un extenso archipiélago con numerosas islas de todo tipo de tamaños y cuajado de feudos) requería una gran planificación que debía cubrir todos los aspectos al detalle o volvería el caos. Entre ellos estaban cuestiones como el equipo, armamento (Ofensivo y defensivo) o el entrenamiento necesario para manejarlo, de la nueva policía.
Por un lado, su armadura era mas ligera que la de guerra habitual, al usar solamente chaquetas con gorros, ambos de cota de malla (“Kusari katabira” y “Kusari zukin” respectivamente), que eran versiones parciales de las armaduras de cuerpo entero del mismo tipo (Llamadas “Gusoku”, como el de la imagen de arriba, que es un “Tatami Gosoku” o armadura de cota de mallas mezclada con placas. Es también de la época Edo) y guanteletes (“Han kote”) haciéndolos mas rápidos y móviles,pero al mismo tiempo bien protegidos. Mas que de sobra para la gran mayoría de situaciones del día a día.

En cuanto a las armas, se usaban armas letales y también armas no letales. Los motivos para desarrollar y usar armamento no letal eran múltiples y variadas. Por un lado, las leyes dictaban que el sospechoso debía ser detenido, retenido y ser puesto a disposición de interrogadores primero y luego de un juez, que vería su caso, dictaría sentencia y la aplicaría. Lógicamente, no se podía llevar ante la justicia o encarcelar a un muerto. Por otro lado, un proceso judicial legal y claro era menos propenso a que la familia y amigos del acusado o sobre todo de la victima(s), de ser encontrado culpable y sentenciado, tomase medidas por su cuenta o alguien se tomase la justicia por su mano, que si  se llevase a cabo con el sospechoso lo que se hacia habitualmente. Por no hablar de confesiones y testimonios que no se pueden sacar de un cuerpo sin vida. La ejecución de los castigos en publico era a la vez una medida ejemplarizante y un evento, por lo que para eso hay que coger a los posibles criminales vivos. Y no olvidemos motivos religiosos y tradicionales, ya que los japoneses temen lo que se podría llamar la “mala muerte” y que el que la sufra vuelva en forma de “Yuroi” (Un fantasma) vengativo, siendo ejemplo de mala muerte matar a alguien de forma violenta innecesaria (Mas aun si es inocente). Por estos motivos y muchos mas, era necesario desarrollar un arsenal no letal para capturar vivos a los sospechosos que no se entregasen, para que la maquinaria legal se pusiera en marcha.

Entre las no letales tenemos lo que se conocer como “Torimono Sandōgu”. También conocidas como “Torimono Hogu” o “Mitsu Dogu”.

Continuara

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