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domingo, 21 de mayo de 2017

Las avalanchas de 1995 en Súðavík y Flateyri


En Islandia, el peligro de avalanchas es corriente debido a la geografía y a la climatología de la zona, aunque hay algunas zonas mucho mas propensas que otras. Sin embargo, desde hace algunos años hay una estricta legislación sobre zonas de riesgo de avalanchas y las medidas de protección a tomar. Esto se debe a las avalanchas que sucedieron en 1995, que causaron 34 muertos en zona de los Fiordos del Oeste, ademas de daños materiales por valor de cientos de millones de coronas islandesas del momento.
Ambas tuvieron elementos en común, como que fueron avalanchas de nieve y piedras, que se produjeron de madrugada en dos localidades relativamente cercanas de una misma zona del país, con una climatología extrema y con un alto coste en vidas humanas para un pais tan pequeño como Islandia, además de terribles daños en bienes materiales.


El año de 1995 esta marcado a fuego en la memoria de los habitantes de varias localidades islandesas, pero sobre todo en Súðavík y en Flateyri, dos pequeñas localidades pesqueras y turísticas situadas en los Fiordos del Oeste (Una tiene algo mas de un centenar de habitantes y la otra ronda los 200) y cercanas a Ísafjörður (Flateyri, de hecho, pertenece a la municipalidad de Isafjordur), que es uno de los centros poblacionales mas importantes de la zona.Yo conozco muy bien las localidades, su historia, sus lugares de interés, y como no lo que paso aquel año con aquellas avalanchas.

La primera localidad en ser golpeada por las avalanchas fue Súðavík, el 16 de Enero de 1995, a hacia las 6:25 de la mañana. La población esta situada a unos 25 km de Ísafjörður.
La temprana hora a la que sucedió pillo a los habitantes de 15 casas, de tres calles diferentes del pueblo, en aquellos momentos dormidos o recién levantados. Había estado nevando copiosamente durante tres días,con viento, pero no parecía que hubiera un peligro evidente de avalanchas, por lo que la gente no tenía miedo al respecto. De hecho, en esa zona, la climatología en invierno tiende a ser dura y a quedar las carreteras y caminos bloqueados durante días.
Cuando sucedió la fatal avalancha, en las viviendas afectadas había 26 personas, de todas las edades. Murieron 14, de los cuales 8 eran niños. Las labores de rescate empezaron al instante por parte de los habitantes supervivientes, que pronto se vieron ayudados desde Ísafjörður con maquinaría, perros entrenados y personal medico ademas de miembros de los cuerpos de seguridad y voluntarios, reunidos y coordinados en poco mas de tres horas desde que llego la noticia.
Sin embargo, las condiciones para el rescate fueron muy duras, debido a una fuerte tormenta (Que al parecer, provoco la avalancha, especialmente las rachas de viento), a la oscuridad reinante (En esas fechas, no suele amanecer hasta bien pasadas las 11 dc la mañana y hay muy pocas horas de luz. De hecho, si esta muy nublado como suele ser habitual directamente no hay luz natural)y las gélidas temperaturas. Hacia el mediodía, llego el buque de los guardacostas Tyr con mas personal medico, personal de rescate y medios materiales, navegando a toda velocidad desde la capital.
El ultimo superviviente se rescato 23 horas después de la avalancha gracias a los perro entrenados. Era un niño de 12 años.

Esta imagen no la he tomado yo, pero es de cerca de Súðavík. Se tomo en 2010 y es la carretera que une el pueblo con Ísafjörður, despejada de nieve. No es que la carretera atraviese un glaciar.Ni es algo con photoshop. Hace tres años hicimos lo que se conoce como el "Ring-Road", que es circunvalar la isla por las carreteras costeras, en fechas parecidas a las actuales, y atravesamos una estampa muy parecida.
En el caso de Flateyri fue ligeramente diferente, ya que ocurrió a finales de ese año y no a principios, como en Súðavík. La localidad, dedicada como su vecina a la pesca y al turismo, dista unos 21 km de Ísafjörður, pero para llegar hay que atravesar un túnel excavado en roca viva, e inaugurado en 1996, de mas de 6 Km de largo, que tiene otro ramal de igual longitud que lleva Súðureyri y que en su mayor parte es de una sola dirección (Prioridad para los que van hacia Ísafjörður. Si te encuentras de frente con un coche y va en dirección contraria, el que viene de Ísafjörður ha de estacionarse en unos nichos excavados cada pocos metros y ceder el paso). Ese túnel es una consecuencia directa de aquellas avalanchas, y cuando se produjo la avalancha no existía por lo que para llegar había que bordear los fiordos.

El 18 de enero (Dos días después de la trágica avalancha de Súðavík) hubo una pequeña avalancha en la localidad de Flateyri que dañó levemente  dos casas y sin causar daños personales. Aun así, y visto lo visto ocurrido el 16, saltaron todas las alarmas y se procedió a revisar las cercanías del pueblo y casas de las afueras. Solo una parecía estar en una zona de peligro y se tomaron las medidas pertinentes. Pero la madrugada del 26 al 27 de Octubre, hacia las 4 de la mañana, se produjo una terrible avalancha de nieve y rocas que destruyó en pocos segundos 29 casas (17 de las cuales acabaron tan sepultadas y dañadas que incluso los habitantes del lugar tuvieron dificultades en localizarlas con exactitud para dar con los supervivientes) y mató a 20 personas, entre los cuales hubo ancianos y niños de corta edad.
Los testigos y supervivientes hablan de un "rugido estruendoso y terrible", seguido de un sonido ensordecedor de cosas pesadas cayendo desde gran altura, que los saco de las camas, pero no les dio tiempo a escapar. De nuevo, las condiciones de rescate fueron muy complicadas por el tiempo y la oscuridad reinante, a lo que se tuvo que sumar la orografía del terreno y que la carretera que llevaba al pueblo había sido dañada. Pese a todo, se contó con la intervención de helicópteros de la marina de guerra norteamericana (Que estaban de maniobras por la zona), de los guardacostas islandeses y mas de 600 voluntarios, equipados con maquinaria, herramientas y perros entrenados. El índice de fallecidos pudo ser aún mas elevado, pero varios afectados consiguieron escapar por sus propios medios excavando con sus manos la nieve y el hielo que les aprisionaba antes incluso de la llegada de los rescatadores.

No fueron las únicas avalanchas de ese año, pero si las que tuvieron coste en vidas humanas. Horas antes de lo sucedido en Flateyri, en Langidalur otra avalancha acabo con la vida de una manada de 18 caballos islandeses y otra mas destruyo unos almacenes en Sugandafjor, en los que no había nadie en esos momentos de pura causalidad. Además, durante todo el año, el viento que azotó la isla arraso con centenares de postes de luz y estaciones eléctricas, dificultando el suministro eléctrico en amplias zonas del país. Ademas, se evacuaron momentáneamente localidades enteras debido a las terribles condiciones climatológicas reinantes ese año.
El tejido productivo del país a todos los niveles y sectores sufrió daños enormes que tardaron mucho tiempo en repararse  totalmente y recuperar el ritmo normal.

Esta foto, que tampoco la he tomado yo (Ninguna de las de esta entrada) esta tomada desde el monumento a las victimas de la avalancha en Flateyri. Al fondo se ve un túnel peatonal sirve para llegar a un camino que salva la defensa contra avalanchas que se construyeron a raíz de aquellos hechos: Un foso triangular de gran profundidad formado por tres murallas de rocas y tierra aprisionada, con refuerzos.El camino se bifurca hacia un parque (izq) y un precioso mirador con un reloj solar (dcha) desde donde se puede ver todo el pueblo.
Visto desde arriba, en vista aérea, es así:

Las medidas preliminares  que se tomaron en un principio se hicieron a carácter inmediato y de forma individualizada para localidad afectada. En Súðavík, parte del pueblo se reconstruyó a algo menos de dos kilómetros de la ubicación original (Lo que antes era la zona de la iglesia y el cementerio, que quedaba alejado del pueblo original) con ayuda del gobierno islandés, quedando la localidad dividida en tres zonas claramente: Granjas de las afueras, el pueblo viejo y el nuevo. En el viejo la mayoría de las casas que quedan en pie están deshabitadas y solo algunas se habitan o se usan en los meses de verano, mientras que en el nuevo se agrupan la mayoría de los habitantes, la escuela local, la iglesia con el cementerio y los edificios administrativos.
En Flateyri se reconstruyeron la mayoría de las casas, aunque otras se dejaron como solar y se construyeron en 1996 una serie de medidas en forma de muros de contención, fosos y zanjas para prevenir avalanchas de cualquier magnitud. En ambos pueblos, ademas, se alzaron monumentos y memoriales en recuerdo de las victimas de las avalanchas.
A nivel nacional, la legislación sobre construcción y riesgos de avalanchas es cambio varias veces  y ahora toda localidad en el país, no solo en los Fiordos del Oeste, con un mínimo de riesgo, tras haber sido analizados los casos de forma individual, tiene planes y defensas específicas contra avalanchas.
Las defensas se revisan varias veces al año y en ocasiones se re-evalúan los riesgos, construyéndose nuevas.

A lo largo del siglo XX, murieron en Islandia 193 personas debido a causas climatologías. De las cuales, 69 después de 1974 hasta el año 2000. Según algunas fuentes, coste desde 1974 al 2000 de esos desastres climatologicos se cifra en mas de 3,3 billones de coronas islandesas.
En un país tan pequeño y con tan poca población como es Islandia (Unos 370000 habitantes más o menos. Muchas capitales de provincia españolas o incluso simples localidades ya tienen tanta o más población que toda la isla), un número de muertes como las que se produjo en 1995, tan repentino y por causa de un desastre natural (En realidad, varios) supone en muchas zonas un golpe terrible del que si se llegan a recuperar, tardan años en hacerlo. Es por eso, que desde entonces, se revisa minuciosamente todas las medidas de protección y prevención, añadiendo nuevas tan pronto como se detecta el más mínimo riesgo. Aunque camufladas en el paisaje esas medidas son visibles y demuestran que la administración se ha tomado muy en serio la posibilidad de desastres naturales.

Yo he visto una avalancha en directo. En Súðavík, al otro lado del fiordo y del lado opuesto a la zona habitada. En ese punto la anchura del agua debe ser de mas de 400 metros, quizás mas. El ruido de las rocas y la nieve cayendo, y eso que fue una avalancha "minúscula" por lo que me dijo uno del lugar que estaba conmigo (Dejo unas pocas rocas de tamaño medio en la carretera, y mucha nieve), es sencillamente terrorífico. No paso nada porque se había previsto y no circulaba nadie. El ruido de las rocas rechinado y partiendose, junto con el del hielo cayendo como una araña de cristal que se estampa contra un suelo de roca es algo que no se olvida.
No me quiero ni imaginar como fue oír lo que cayo en esos días.

2 comentarios:

  1. Leo mucho en el blog estas entradas sobre Islandia y me gustan mucho. Me apenó la de los asesinatos de Vascos en el S.XVII.
    Dais a conocer Islandia a los lectores españoles y tengo la sensación al leer que aquí nada sabemos de la isla y sus habitantes, ya no digamos de lo que allá ocurre.
    Gracias por ello.
    Con esta entrada, además, nos informáis de que es un país peligroso por su climatología y como la población se defiende. Es fascinante, sobre todo porque Kit y tú parece que habéis conseguido hacer allí vuestra vida. Os acogieron, os dieron un futuro. Me alegro. En cambio, debisteis abandonar vuestra tierra natal y eso, a mí ver, siempre es algo triste. Bueno, que me meto donde nadie me ha dado vela y esto no pretendía ser ni un juicio de valor ni de ningún otro tipo.
    Un saludo.

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    1. Tranquilo, no dices nada malo. Siempre es dejar tu tierra natal, porque dejas detrás a la familia y a los amigos,pero puestos entre la espada y la pared, no nos quedo mucho donde escoger.

      Sobre la climatología, te voy a contar una cosa: Durante el invierno de 2015-16 tuvimos un apagón que nos dejo sin luz,agua caliente y calefacción,ademas de aislados por la nieve , casi una semana. La luz volvió al poco, pero para volver la calefacción y el agua caliente había que entrar a un cuarto ha subir una palanca del que no teníamos llave, solo el dueño de la casa...que no podía llegar. La puerta no se podía forzar ni echar abajo (Se intento). Y las temperaturas eran de -25 grados de media. Salir a la calle era potencialmente suicida hasta con crampones. Si no llega a ser por un vecino que vivía como a 150 metros de nosotros (El unico que teniamos a mano aquellos días) y que las casas están bien asiladas, de la primera noche no pasamos.
      Pero resistimos. Eso si, nunca he disfrutado tanto de una ducha caliente como desde entonces.

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