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viernes, 27 de agosto de 2010

Armas y artefactos en la Ciencia Ficción(Parte III y final)

Naves espaciales

¿Que seria de la ciencia ficción sin las naves espaciales?. Desde la "Aqueronte" de Claro de Tierra a los últimos diseños de El ataque de los clones, las naves de guerra han evolucionado bastante. Todas tienen unas características mas o menos comunes: pantallas protectoras contra armas energéticas, torretas de armas láser y misiles para defensa de punto y capacidad de salto FTL. Un punto curioso a tener en cuenta es que en muchas ocasiones el propio propulsor de la astronave puede actuar eficazmente como arma. Por ejemplo, Larry Niven pone en boca de los kzin la idea de que el valor de una nave como arma es directamente proporcional a la potencia de su impulsor de fusión. Según eso, los humanos, que se movían mediante veleros de fotones impulsados por láser, estarían prácticamente desarmados. Sin embargo, los Kzin aprendieron del peor modo posible que esto no era así cuando los láser que impulsaban a las frágiles velas de luz convirtieron en cenizas sus naves. En el relato de Varley “Xanthia y el agujero negro” también se describe perfectamente el empleo del propulsor de fusión de una nave como arma demoledora.

En principio, podemos distinguir tres grandes familias de naves:

1) La nave de exploración. El paradigma de esta familia son las naves de tipo "Enterprise". Tienen una dotación militar y una dotación científica y son naves multiproposito: exploración, investigación científica y en su caso, elemento disuasorio militar. Están discretamente armadas y no suelen disponer de un complemento de cazas: a todo lo mas, lanzaderas de desembarco. Así mismo, su complemento de tropas de infantería es apenas suficiente para llevar a cabo misiones policiacas: en ningún caso tiene fuerza como para controlar una situación a nivel planetario ni armas pesadas.

2) La nave de dominación de espacio profundo. Fuertemente blindada y artillada, su misión es conseguir la superioridad espacial en una amplia área. El ejemplo típico es el destructor Imperial de La guerra de las Galaxias. Con capacidad de bombardeo de la superficie planetaria, su artillería compuesta por docenas de torretas de láseres pesados le hace un rival casi irresistible para naves de su tamaño. Además, llevan como complemento varios escuadrones de cazas, que les permite desarrollar misiones de interdicción y búsqueda y destrucción sin mayores problemas. En el caso de los destructores imperiales de mayor tamaño, cuentan también con tropas de infantería y blindados como para desembarcar en la superficie de un planeta y establecer una cabeza de playa.

A esta categoría pertenecen también las naves de El aprendiz de guerrero, de Bujold, con sus escuadrones de infantería con avanzadas armaduras de combate (que eliminan la necesidad del apoyo blindado) y las naves de "Alas en la oscuridad", de Fred Saberhagen, con sus cazas pilotados desde un entorno de realidad virtual... o por personalidades sintéticas, según el caso. Por cierto, el argumento de este cuento (la nave militar protegiendo a un convoy civil de un implacable enemigo alienígena.... que además resulta ser una inteligencia mecánica) es idéntico en todos los detalles al de Galáctica. Otra curiosidad....

3) Transporte de tropas. Su misión consiste en desembarcar a la infantería y a los blindados sobre el planeta objetivo. Retienen una cierta capacidad de combate espacio-espacio, pero su misión primordial es el ataque espacio-tierra. Uno de los mejores ejemplos de este tipo de nave es la "Rodger Young", de Tropas del Espacio. Por cierto, el sistema de desembarco es absolutamente genial: las cápsulas "disparadas" individualmente sobre la superficie del planeta no tienen parangón en la literatura del genero. También pertenecen a esta categoría, por ejemplo, las naves de La guerra interminable o la nave de los marines de Aliens.


Una categoría aparte merecen las superfortalezas al estilo de la Estrella de la Muerte, de La guerra de las galaxias. Del tamaño de una pequeña luna, su potencia de fuego permite reducir un planeta a escombros o enviar tropas suficientes como para asegurarse el control de sus centros neurálgicos. El único defecto de este tipo de arma "disuasoria" es precisamente su tamaño: ya en la Segunda Guerra Mundial se demostró que un bombardeo no podía sobrevivir al ataque de un caza decidido por muy artillado que fuera. La escolta de cazas se demostró indispensable entonces como el destino de la estrella de la muerte se encargo después de corroborar. Sin embargo no todas las supernaves resultan ser armas aterradoras. En uno de los mejores relatos de Cordwainer Smith “Dorada era la nave, oh, oh, oh” se describe una nave increíble, de ciento cincuenta millones de kilómetros de longitud, tan grande como un sistema planetario. Sin embargo esta nave gigantesca era tan solo un señuelo. Una pequeña navecilla tripulada por una niña dotada de poderes psionicos, un idiota cronopatico y un devastador cargamento de armas biológicas se encargo de llevar a cabo el trabajo sucio mientras todas las defensas del planeta se concentraban en la enorme magnitud de la nave dorada



Campo de batalla, el Tiempo

La posibilidad de utilizar el tiempo como arma de guerra no deja de resultar muy atractiva. Por ejemplo, podríamos viajar al pasado y asesinar al mejor general del enemigo, de modo que nuestras tropas tuvieran ventaja en el momento de la batalla. Este es el argumento central del relato de Dick “El mundo de Jon”, donde un viaje al pasado permite hacer desaparecer de la historia una guerra increíblemente cruenta entre hombres y maquinas. La misma idea forma parte fundamental de la trama de la serie de películas sobre Terminator. En efecto, en las mismas se repite sistemáticamente el mismo esquema: un robot es enviado desde el futuro para destruir al líder de la resistencia de la lucha de la humanidad contra las maquinas (en la primera entrega matando a su madre) mientras que un paladín enviado por el otro bando le protege. Y en “El crimen y la gloria del comandante Suzdal”, comentada mas arriba, el viaje en el tiempo forma parte fundamental de la estrategia diseñada por el comandante para derrotar a sus enemigos.

En otras ocasiones, el viaje temporal tiene interesantes efectos secundarios sobre la lucha. Por ejemplo, en el relato “Flota vengadora”, de Fredric Brown, la Tierra sufre los efectos de una invasión extraterrestre. Se crea una flota de represaría que parte en busca de venganza a la velocidad de la luz y de la que no se vuelven a tener noticias… hasta que alguien la relaciona con la famosa invasión extraterrestre aparecida de la nada. En otras ocasiones, el viaje temporal puede ser la herramienta ideal de un pacifista. En El fin de la eternidad una organización se dedica a recorrer la línea del tiempo interviniendo sistemáticamente para evitar cualquier clase de guerra o catástrofe para la humanidad. Sin embargo, sus buenas intenciones tienen unos efectos completamente inesperados. Algo semejante sucede en “El factor letal”, de Dick, donde cada vez que una nave se desplaza hacia el futuro ve como dicho futuro se ve alterado por el viaje, aunque aparentemente no hagan nada, dando lugar a una guerra pavorosa que acaba con la extinción de la humanidad.

En cualquier caso, una de las series que trata de un modo más brillante el tema de un conflicto en el tiempo es el ciclo de las guerras del cambio, de Fritz Leiber. En dicho ciclo, dos bandos enfrentados, las serpientes y las arañas, luchan un conflicto eterno a través de las diversas eras. Relatos como “Intenta cambiar el pasado” o novelas como El gran tiempo, nos va mostrando de un modo absolutamente magistral las diferentes facetas de un conflicto de estas características, desde el soldado que termina luchando en los dos bandos de la guerra por toda la eternidad (“La mañana de la condenación”) a las experiencia de uno de estos soldados que han peleado a lo largo de interminables milenios (“El soldado mas veterano”).



Robots, ordenadores y cyborgs

No todos los robots son tiernas almas asimovianas dispuestas a servir y a venerar a sus amos humanos. Los robots siempre han tenido un lado oscuro de esclavitud al hombre. Y el lado más oscuro de esa esclavitud ha sido el empleo de los mismos como armas de guerra. En el relato "El alma del coronel 607" de Gary Kilworth muestra un mundo en el que los robots pelean y mueren.... bajo la aburrida mirada de los dioses de la guerra humanos. En el impresionante relato "Yo te hice", de Walter M. Miller contemplamos el caso de un robot militar encargado de una defensa de perímetro que se por una avería revuelve contra sus amos y destruye a su creador. Stanislaw Lem tiene una historia de corte muy parecido, “La cacería”, donde un robot minero especializado en pulverizar piedras decide destruir a su vez todo lo que le rodea.

La cobertura del robot militar puede ser muy variada. En el fantástico relato de Philip K. Dick "Impostor", un robot alienígena dotado con una bomba capaz de volar medio planeta es enviado a la Tierra para hacerse pasar por un determinado individuo.... al que debe asesinar previamente. El Mantis de la saga del Centro Galáctico de Benford es una maquina implacable, sin embargo dotada de una insaciable curiosidad por el fenómeno de la vida. Y el Alcaudón de Simmons se mueve como una sombra por el espacio y el tiempo... haciendo valer su condición de guerrero invencible capaz de destruir cualquier cosa que ose oponerse a sus extraños designios.

Otra interesante variación sobre el tema del robot asesino es la que propone Dick en "La segunda variedad". Los robots construidos para la guerra evolucionan por si mismos, pasando de estadio de la mina antipersonal a un sofisticado engañabobos con apariencia humana. Pero en un momento de esa evolución, los robots deciden que TODOS los humanos son sus enemigos e inician su sistemático exterminio.

Y como no, el exterminador de humanos por excelencia: Terminator, basado en cierto modo en el relato anterior, del que ya hablamos mas arriba. Un robot sin sentimientos, diseñado para la aniquilación de la raza humana.... pero con aspecto de hombre. En las sucesivas entregas de la serie los robots asesinos se van haciendo mas y mas sofisticados: del robot liquido T1000 de la segunda entrega pasamos al sugerente modelo TX de la ultima película de la serie, capaz no solo de viajar por el tiempo y cambiar su forma a voluntad sino también de transportar sofisticadas armas del futuro en su viaje.

Terminator sirve también para introducir los relatos de ordenadores militares que se rebelan contra sus creadores y destruyen a la humanidad: aparte de SkyNet podemos citar por ejemplo el ordenador de "Tengo boca y no puedo gritar" de Harlan Hellison y "Armaja Das" de Haldeman.

No es posible terminar de hablar de soldados mecánicos sin nombrar a los cyborg, mezcla de componentes mecánicos y biológicos. En "Un día y una noche de Brahma", de Ralp Mylius, se nos muestra como un hombre conectado a un súper videojuego puede acabar convirtiéndose en algo muy muy peligroso. Otros cyborg de muy malas pulgas son los Borg de Star Trek: inteligencia colectiva, con una impresionante capacidad de adaptación a todas las posibles amenazas que se interponen en su camino, su único objetivo es la absorción de cualquier raza sensible con la que se encuentren. Los Borg poseen además un arma fascinante: el viaje en el tiempo, tal y como aparece en "Primer contacto", donde una nave Borg viaja al pasado... para destruir a la humanidad modificando un momento critico de su historia.

Sin embargo, uno de los máximos exponentes de los híbridos hombre-maquina a nivel militar nos lo ofrece Haldeman en Paz Interminable. Los "soldaditos" de este libro son prácticamente el arma de infantería definitiva. Robots gobernados por control remoto, mediante técnicas de realidad virtual, potentemente armados, dotados de todo tipo de sensores y con una extraordinaria capacidad de movimiento. Prácticamente indestructibles... mientras sus operadores humanos reposan tranquilamente en la sala de control, lejos del fuego real. Y además, con la ventaja de compartir los conocimientos y la información del entorno con todos los miembros de pelotón mediante una conexión cerebral directa.... Un arma impresionante, sin duda.

Una interesante variedad de híbrido son los "humanos potenciados". En El ataque de los clones se nos muestra la potencialidad de un ejercito formado a partir de clones especialmente adoctrinados y modificados para funcionar como conjunto. El genero cyberpunk también cuenta con una amplia galería de personajes de estas características. En el relato "Johnny Mnemónico", nos encontramos con una guardaespaldas con cuchillas retráctiles en los dedos que se ha hecho modificar el sistema nervioso para reducir su tiempo de reacción... y con un asesino que, además, lleva escondida en su pulgar un arma terrible, también muy de ciencia ficción: el hilo monomolecular, capaz de cortar limpiamente cualquier sustancia. El mismo tipo de asesino cibernético aparece en La mirada de las Furias, de Javier Negrete, en Endymion, de Simmons y en la misma Paz Interminable, de Haldeman. En El Cartero de David Brin también aparecen humanos "mejorados" artificialmente para ser convertidos en poderosos guerreros: en este caso las mejoras son puramente biológicas.... aunque no por ello menos eficaces. Este esquema se repite en Mundo de Dioses, de Rafael Marin, en el que una raza de súper hombres creados para la guerra acaba por hacerse con el control de toda la humanidad...

Para terminar este apartado, vamos a hacer un breve repaso de un tipo de guerra introducido solo recientemente en el mundo de la ciencia ficción pero que ha alcanzado un extraordinario auge: la guerra informática. Los ordenadores se han introducido comparativamente de modo reciente en el género. Pero ya existen muchos relatos en los que se les utiliza para la guerra. Uno de los mas interesantes es "El juego mas grande", de Thomas F. Monteleone, en el que una civilización alienígena utiliza un juego de ordenador de estrategia para preparar la invasión de nuestro planeta. En la misma línea tenemos "Respuestas", de John Sladek. Y los famosísimos Neuromante y "Quemando Cromo" de Gibson, donde un pirata informático de un futuro tenebroso penetra en los sofisticados sistemas de seguridad informática de una empresa a través de un enlace de realidad virtual.

En efecto, la realidad virtual ofrece un interesante campo de batalla para una guerra. Por ejemplo, en uno de los grandes clásicos del genero cyberpunk, Snow Crash, de Neal Stephenson, Hiro Protagonist trabaja en el mundo real como repartidor de pizzas. Pero en el Metaverso es un poderoso guerrero que debe luchar para desvelar el secreto de un virus neurolingüistico capaz de desencadenar un Apocalipsis informático. Rim, de Alexander Beshel parte de un escenario muy semejante, donde un virus informático provoca una catástrofe en un entorno de realidad virtual. En "Armaja Das", de Haldeman, un virus informático poco convencional, originado a partir de una maldición gitana se propaga por las redes de datos del planeta consiguiendo detener de golpe toda la civilización... lo que determina que dos ordenadores, muy aislados y con muy mala idea, decidan lanzar simultáneamente un ataque nuclear para aprovechar la supuesta ventaja. Pero el ejemplo por excelencia de un campo de batalla en realidad virtual es sin duda Matrix y sus secuelas. La idea de que el mundo que conocemos es tan solo una simulación electrónica dentro de un universo mas amplio en el que se esta llevando una guerra despiadada contra las maquinas que esclavizan la humanidad esta magníficamente desarrollada en esta serie, donde se combinan unas espectaculares secuencias de acción con una reflexión sobre el concepto de la realidad de lo mas interesante.

Además de los virus, otros peligros acechan a nuestros ordenadores. Uno de los más espectaculares es el de un ataque mediante un pulso electromagnético capaz de destruir los sistemas informáticos en un área muy amplia. Por ejemplo, en el relato "Zona libre", de John Shirley un ataque terrorista consigue paralizar de un solo golpe todos los ordenadores financieros de los Estados Unidos, mediante un pulso electromagnético que borra y destruye sus memorias: el caos subsiguiente da lugar a un nuevo equilibrio mundial, sutilmente teñido por los oscuros matices del cyberpunk. La idea del pulso electromagnético como arma terrorista aparece también utilizada en la película Golden Eye, de la serie de James Bond, donde una sofisticada arma espacial se utiliza para borrar de golpe todos los ordenadores de la City de Londres. El efecto de este tipo de pulsos también se describe en la película El núcleo, donde una inestabilidad en el núcleo de nuestro planeta provoca graves alteraciones magnéticas. Y como no, en la película Matrix, donde las armas de pulsos electromagnéticos forman la ultima barrera de defensa frente a la invasión de las maquinas.



Conclusión

Esta claro que no están contempladas todas las posibilidades que se han presentado en el género: simplemente son demasiadas. Tampoco están recogidos todos los excelentes relatos que de una forma u otra tratan este tema, como por ejemplo "Arena", de Fredric Brown, en el que un conflicto con una civilización alienígena se resuelve en un combate singular con las manos desnudas. No hemos hablado de los sables láser de La guerra de las galaxias y de sus precedentes en otras obras de ficción ni de tantas otras armas exóticas del género. Ni de las batallas en el centro de la galaxia descritas por Benford entre los humanos y las miriápodos por un lado y las inteligencias Mecs por otro, utilizando armamentos tan sofisticados como una cuerda cósmica. Sin embargo espero que todos estos temas que he tratado sean de algún interés para alguien.

© Cristóbal Pérez-Castejón Carpena 2003

Sacado de http://www.ergosfera.com/articulos/armas_y_guerreros.htm

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