lunes, 9 de febrero de 2015

El Cursus y Tallarn

Tercera y ultima entrada programada del día.En la primera os prometí hablar un poco del Cursus de Tallarn.La historia del Cursus de Tallarn llega hasta el M41 pero tiene su raíces en la Herejía de Horus y en el ataque de los Guerreros de Hierro a este planeta.Que lleva a unos expertos en asedio como estos atacar un planeta como Tallarn,que era un vergel paradisíaco en sus primeros tiempos?.
Esta información salió por primera vez en el codex de la Guardia Imperial de 2ª y mas tarde  se incorporo y se amplio a otras ediciones y en la web de GW.En la antigua,quiero decir,la de fondo gris.Yo recogí hace tiempo esa información en la BN,en una entrada.En vez de coger solo la parte del Cursus,os dejo la entrada completa,que creo que a la gente le va a gustar:
"TALLARN
Hace milenios, el planeta Tallarn era fértil y estaba bañado por la suave luz anaranjada de sus dos soles gemelos. Su superficie estaba cubierta por grandes océanos, fértiles llanuras y profundas junglas; sus habitantes eran muy prósperos. Todo eso terminó violentamente durante la Herejía de Horus. 

EL ATAQUE DEL CAOS

En un mortífero ataque por sorpresa, los Marines Espaciales del Caos del Capítulo de los Guerreros de Hierro invadieron el planeta. Lanzaron miles de bombas víricas, y todos los que pudieron ponerse a salvo en los refugios situados a gran profundidad bajo la superficie. Mientras se ocultaban, a salvo de la devastadora infestación biológica, las mortíferas cadenas de ADN mutaban siguiendo un proceso programado. Los animales, plantas, e incluso insectos murieron mientras los virus iban destruyendo sin piedad el ecosistema del planeta, dejando el planeta como una cáscara vacía.
Después de siete semanas de aislamiento, el virus acabó su ciclo vital, y los habitantes de Tallarn salieron a la superficie. Descubrieron un mundo cubierto por un cieno acre de plantas y cadáveres no descompuestos, pues el mundo era estéril al haber sido destruidas hasta las bacterias que aceleran la descomposición de los cadáveres. Los Guerreros de Hierro enviaron sus tropas para conquistar el mundo en nombre de los siniestros Dioses del Caos. Las tropas de Tallarn surgieron de sus fortificaciones subterráneas para enfrentarse a los invasores. Pronto llegaron refuerzos de ambos bandos: flotas espaciales oponentes que desembarcaron gigantescos ejércitos sobre el cadáver de un planeta muerto. 
La Batalla de Tallarn se prolongó durante varios meses, y pasó a la historia como la mayor campaña puramente mecanizada de la Herejía de Horus. Los brotes víricos de cadenas residuales de ADN impedían que la infantería pudiera operar en el exterior de los refugios. La batalla fue finalmente librada entre ejércitos de tanques y otros vehículos blindados. Cuando la campaña concluyó, los desolados y enfermizos desiertos de Tallarn estaban cubiertos por los restos de más de un millón de vehículos destruidos. 


UNA VICTORIA INÚTIL

El Caos fue expulsado de Tallarn, aunque a un coste incalculable. Sin embargo, la inversión en millones de vidas había resultado en un beneficio prácticamente inexistente. El planeta estaba arrasado, y no podía ser habitado, ni explotado a gran escala por la industria o la agricultura. Los ejércitos Imperiales podían haber abandonado Tallarn a su suerte antes de iniciarse la campaña si sus comandantes hubieran podido prever la extensión de la devastación, pero cuando los ejércitos se ponen en marcha, nada puede detenerlos. 
En esos momentos, el ataque del Caos parecía carente de todo sentido. Parecía estúpido que incluso los enigmáticos Dioses del Caos dedicaran tantos esfuerzos por conquistar un mundo árido sin ninguna importancia estratégica. Sin embargo, después de la Herejía de Horus, quedaban pocos que pudieran perder tiempo considerando estas preguntas. Entre las atrocidades de esa época, no fue más que otra demostración de la caprichosa capacidad de destrucción del Caos. 

TALLARN SOBREVIVE

Un millar de años después de la Herejía de Horus, Tallarn había evolucionado ya hasta convertirse en un mundo muy diferente del próspero planeta que había sido anteriormente. Los desiertos de arena sulfurosa se extendían de polo a polo, y toda el agua -a excepción de pequeños residuos atmosféricos- había desaparecido. En la superficie expuesta a las abrasadoras tormentas de arena no quedaba vegetación alguna. Sólo crecieron aquellos vegetales que cuidaron los propios habitantes de Tallarn bajo cúpulas protectoras. 
Los supervivientes de Tallarn vivían en pueblos cubiertos por cúpulas o en cavernas naturales, excavadas en la roca del planeta. Las intensas tormentas obligaron a los habitantes de Tallarn a vivir continuamente en sus refugios, y las corrosivas tormentas de ácido sulfúrico hacían peligrosos los viajes. Finalmente se construyó un sistema de túneles para facilitar los desplazamientos bajo la superficie. 
Por encima de sus asentamientos, los habitantes de Tallarn construyeron trampas de vapor para obtener el agua de su tenue atmósfera. Estas elevadas torres actualmente todavía se levantan sobre las cúpulas, almacenando el agua así obtenida en depósitos subterráneos. 

EL DESCUBRIMIENTO DE UN SECRETO

Durante la construcción de un túnel de comunicaciones, los mineros de Tallarn encontraron un bloque de dura roca negra. Fueron incapaces de perforar esta extraña sustancia, diferente a cualquier otra que hubieran podido encontrar. Después de algunos días de trabajo inútil decidieron que el túnel rodearía la roca. Al hacerlo descubrieron algo muy extraño. Al principio parecía tratarse de una formación natural, pero pronto pudieron comprobar que habían descubierto una construcción.
En las primeras excavaciones descubrieron una gran pared de la extraña roca negra, con figuras entrelazadas grabadas por toda su superficie. Las figuras eran de tamaño humano, pero no totalmente humanas. Poseían una gracia y una belleza que hacían mas perversas sus grotescas posiciones. Se utilizaron gigantescas excavadoras para extraer la capa de arenas sulfurosas que cubrían la pared, exponiéndola poco a poco, de forma lenta y penosa, a la luz solar. 
Los habitantes de Tallarn pronto descubrieron que la pared no era recta sino curva, formando parte de un gran círculo. Los técnicos mas preparados trabajaron cuidadosamente para desenterrar toda la estructura, con forma de anillo y de casi un kilómetro de diámetro. 

EL DESPERTAR DE UN PELIGRO

El desastre no empezó hasta que todo el círculo quedó expuesto. Con una gran explosión de energía, el círculo emitió un rugido ensordecedor y empezó a retorcerse. Su forma inerte se convirtió de repente en un trozo de carne aullante. Donde anteriormente podían verse las figuras grabadas, ahora podía verse alas propias criaturas, que habían cobrado vida. Se trataba de alienígenas parecidos a los Eldar, pero deformados por una misteriosa energía maligna, unidos entre sí por alguna comunión diabólica en un enfermizo abrazo de depravada pasión.


LA BIBLIOTECA NEGRA

En la Biblioteca Negra de los Eldar, un guardián tembló al notar el anormal flujo de energía. Flotando por el tiempo y el espacio, su mente busco entre las infinitas cadenas de probabilidades y descubrió el peligro que amenazaba Tallarn. Después de tanto tiempo había sido descubierto: el Cursus de Alganar, un artefacto maligno y legendario de los tiempos de la Caída, un vórtice de poder inimaginable, una de las tres míticas Puertas de los Dioses. 
Su mente se puso en contacto con los Videntes de su raza, recorriendo las sendas que unían su mente con los Mundos Astronave de los Eldar. Cuando esta información llegó a los videntes, despertaron a los Avatar de Khaine. Khaine reconocería la obra de su antiguo destructor Slaanesh, la Perdición de los Eldar. Príncipe de los Dioses del Caos. 

EL ATAQUE ELDAR

Los Eldar atacaron sin previo aviso ni motivo aparente. Para los habitantes de Tallarn no era mas que un inaceptable acto de agresión. No podían imaginar que el destino de toda la raza Eldar estaba ligado a su extraño descubrimiento. Para los Eldar no había tiempo que perder en explicaciones o discusiones No podían saber si los habitantes de Tallarn eran aliados del Caos, o si los feroces habitantes del planeta desértico eran instrumentos involuntarios de los Dioses del Caos. Para ellos el único curso de acción posible era atacar, destruir el Cursus -si era posible- antes de que fuera demasiado tarde.
Los habitantes de Tallarn contraatacaron con su ferocidad característica. Los largos años de vida en los ardientes desiertos sulfurosos habían moldeado una raza de guerreros despiadados EL desierto era algo desconocido para los Eldar. Incluso los duros Guerreros Especialistas morían bajo los abrasadores rayos del sol, mientras que muchos Guardianes Eldar eran aniquilados en los ataques relámpagos de los guerreros humanos. Pero los Eldar no desistieron. No podían suspender su ataque. La supervivencia de la galaxia dependía de ello. 

EL DESPERTAR DE LOS DIOSES OSCUROS

Pero ya era demasiado tarde. La energía de la puerta del Cursus fue creciendo minuto a minuto. Sus gritos y aullidos cubrían el desierto mientras la oscura luz brillaba y latía en su interior. Luces y estrellas temblaron y chocaron, y chorros incandescentes surgieron elevándose como espirales hacia el cielo nocturno. La risa de los dioses retumbó entre las dunas sulfurosas, y tanto los Eldar como los Humanos se estremecieron dominados por el terror.
Del Cursus surgieron infinidad de criaturas del Caos. Eran seres indescriptibles para los hombres. Seres que despertaban los temores mas primarios en el corazón de los Eldar: horrores cenagosos cubiertos de llamas, balbuceantes y consagrados al combate, cuerpos transparentes de energía pura que se dividían y fusionaban en una cascada de colores, viles seres corpóreos que vibraban con una gran energía interna y aspiraban el aire con labios envenenados, abominaciones de largas piernas sobre las que montaban criaturas esbeltas y elegantes, bellas pero repugnantes. Parecía que todos los demonios del infierno hubieran desembarcado en Tallarn. En realidad, así había ocurrido. 

LA BATALLA POR EL CURSUS

EL comandante humano pidió una tregua y se dirigió rápidamente hacia las posiciones Eldar, donde los videntes alienígenas esperaban. La verdad finalmente les abrió los ojos. Las Piedras Rúnicas hablaron sobre el desierto, prediciendo que la única esperanza era la alianza. La división conduciría irremediablemente a la perdición, la oscuridad y la muerte. Con su destino tan claramente predeterminado, los Eldar y los habitantes de Tallam unieron sus fuerzas.
Las dos razas retrocedieron ante la cruel ofensiva del Caos. Muchos fueron atrapados y destruidos en los primeros momentos de confusión, pero el avance del Caos empezó a verse retrasado por las tácticas de ataque relámpago de los Incursores del Desierto. Los humanos precedían en el ataque a los Eldar montados en Motocicletas a Reacción, y pronto los Eldar y los habitantes de Tallarn fueron capaces de reagruparse. 
A medida que las hordas demoniacas avanzaban, alejándose del Cursus, su energía fue decreciendo, como si dependieran de la proximidad a su fuente de poder. Y así era, ya que los tentáculos del Caos, aunque largos, eran muy débiles: sólo masacres y las victorias continuas podían mantener el nexo vital entre los Oscuros Dioses y sus seguidores. 

LA DERROTA DEL CAOS

Con habilidad y astucia, los defensores de Tallarn hicieron retroceder las tropas del Caos. Eligiendo cuidadosamente sus objetivos, los Incursores del Desierto de Tallarn lanzaron un ataque tras otro, retirándose siempre antes de que las hordas del Caos pudieran contraatacar. Era una táctica diseñada para debilitar el poder de la horda, y funciono mucho mejor de lo que podían haber esperado los mas optimistas de los hijos del desierto de azufre.
Los videntes Eldar vieron que las runas cambiaban, contemplando como se desarrollaban las oportunidades. Los demonios iban desvaneciéndose rápidamente: sus brillantes cuerpos eran cada vez más transparentes, sus gruñidos cada vez más débiles. Era el momento de asestarles un golpe demoledor. 
Con una carga furiosa, los Eldar y los Incursores del Desierto de Tallarn lanzaron un ataque conjunto con todas sus fuerzas contra la balbuceante horda. Era un ultimo esfuerzo que conduciría a la victoria aplastante o a la derrota total. Las hordas del Caos se tambalearon y los cuerpos de los demonios fueron desapareciendo y apagándose. El pulso de energía desapareció, y la explosión de vida maligna se desvaneció en el acEltoso aire. 
Murieron muchos humanos y Eldar, desgarrados por monstruosas garras, aplastados por la sensual caricia de una lengua envenenada, o destrozados por colmillos afilados como navajas. Se recuperaron muchas Joyas Espirituales del campo de batalla, y muchos habitantes de Tallarn regresaron por ultima vez a sus cúpulas para entregar el agua de sus cuerpos a los hidrotanques. Sin embargo, a pesar de todo, habían conseguido la victoria. 

EL CURSUS

Después de que los Eldar partieran en paz tras intercambiarse promesas de amistad eterna con los humanos, los habitantes de Tallarn regresaron al Cursus. Descubrieron que volvía a ser una piedra fría y negra, inerte una vez mas, tal y como estaba cuando la descubrieron. Sin embargo sabían que la piedra no estaba muerta, sino solamente durmiente, esperando una nueva oportunidad, esperando otra llamada de sus malignos amos.
Los habitantes de Tallarn enterraron el Cursus una vez mas bajo las arenas de azufre, y en su interior colocaron los misteriosos artefactos que los Eldar les habían entregado para ello. A continuación sellaron su superficie con plastocemento e intentaron olvidarse para siempre jamás de su presencia. 
Esto no tiene nada que ver,pero lo dejo.Siempre me ha molado esta historia ;)

LOS CAVATUMBAS DE LURENZ

Al igual que la infantería, la artillería y las compañías acorazadas , no es raro ver regimientos de Tallarn con una o más compañías de patrulla (a las que a veces se denomina Compañías de Reconocimiento o de Larga Distancia). La primera de estas fue una formación creada para fines específicos por el Capitán Lurenz del XVI de Tallarn mientras combatía contra los Eldars en Holon Prime en 762-765.M35. Las rígidas compañías de Tallarn estaban teniendo grandes problemas ante la velocidad y flexibilidad de los alienígenas a los que se enfrentaban y, para cuando reunían sus fuerzas para responder a un ataque, ya era demasiado tarde. Lurenz fue el que separó las escuadras de infantería mecanizada en cuatro compañías y pidió a los tecnosacerdotes que les sacaran el blindaje de los Chimeras. Así, los incursores de Lurenz consiguieron un transporte que los podía llevar rápido por las dunas (ya que los demás vehículos solíab quedarse embarrancados en los bancos de arena), pero que aun así portaba un armamento poderoso. Muchos de los demás oficiales se rieron del plan de Lurenz y nombraron a aquella formación los "cavatumbas" por el aspecto esquelético de sus vehículos. Pero Lurenz no le importaban sus comentarios en absoluto y decía que iban a ser tumbas eldars lo que iban a cavar muy pronto.
La idea de Lurenz se puso a prueba por primera vez en una incursión contra un emplazamiento eldar a muchos kilómetros de distancia de las "cajas" defensivas de los tallarianos (el desierto ofrecía pocas cobertura, de modo que el XVI había creado unas "cajas" protectoras con alambre de espino, trincheras y búnkeres). Lurenz y sus hombres partieron justo después del anochecer y siguieron una ruta tortuosa hasta su objetivo: un valle rocoso en el que los agures orbitales habían detectado auras de calor de varios vehículos eldars. A medida que se iban acercando a su objetivo, los cavatumbas usaron métodos improvisados para silenciar los motores de los Chimeras lo máximo posible. Situado en la cima de la cordillera oriental, Lurenz se alegró de ver las siluetas de una docena de tanques gravitatorios eldars, de los cuales dos de ellos eran formidables Escorpiones superpesados. Con Lurenz a la cabeza de su camión semioruga, los cavatumbas descendieron por la ladera. Cuando sonó la alarma se encontraban a apenas doscientos metros de los centinelas eldars. Lurenz dio la orden de lanzarse al ataque a toda velocidad y los motores de los Chimeras rugieron cobrando vida, tras lo cual se lanzaron rápidamente por la lanura debido a su leve peso. El aire se llenó de los disparos de multiláser y de bólter pesado y tres de los vehículos eldars quedaron envueltos en llamas y humo antes de que los cavatumbas los alcanzaran. Los tallarianos saltaron de sus chimeras y empezaron a poner bombas de fusión para destruir los tanques que quedaban, pero, al situarse entre los vehículos flotantes , el Escorpión que quedaba cobró vida y se elevó del suelo. 
El enorme púlsar montado sobre el tanque superpesado abrió fuego contra los tallarianos y sus devastadoras explosiones de energía láser crearon cráteres en el denso terreno desértico. Al ver que sólo tenía una posiblidad, Lurenz volvió a su carro militar y ordenó al piloto pasar por debajo del Escorpión. Cuando pasaron por debajo de la inmensa máquina de guerra, todo lo que se pudo observar fue el continuo destello del bólter pesado del afuste del vehículo. Con un lentitud extraña, el Escorpión empezó a ladearse al tener los motores antigravitatorios desactivados de un lado. Cuando se estrelló contra la arena, Lurenz y su piloto aparecieron atravesando las nubes de humo y polvo. Habiendo completado su misión, los cavatumbas se subieron a sus Chimeras y salieron corriendo, dejando atrás a solo cuatro muertos de los suyos. 
Los ataques continuados de Lurenz desestabilizaron gravemente el ejército eldar y lo obligaron a mantener unidades en reserva para combatir sus patrullas destructoras. Así les impidieron usar tropas que necesitaban desesperadamente para las batallas principlaes y al final la superioridad numérica de los tallarnianos resultó ser decisiva. Desde Holon Prime, la Primera Compañía Patrulla del XVI de Tallarn siempre se ha llamado los cavatumbas."

3 comentarios:

  1. Andaba buscando info de Tallarn y debo decir que ha caido como anillo al dedo, excelente entrada. ¡Aplausos!

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  2. una puerta de los dioses?... la segunda despues de MOLECH?? quedaria otra aun no?

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